miércoles, 7 de marzo de 2018

¿Por qué me pides a mi lo que puedes hacer tú?

Hace mucho tiempo dejé de sentirme parte de una religión, no me parecían lógicas algunas cosas, hoy en día siento que mi Ser empezaba a recordar que no necesita de las imposiciones de ninguna religión, que la verdad la tenemos dentro, que solo basta con estar en silencio y escuchar pero justamente estar en silencio es algo complicado para los seres humanos que están sumergidos en la bulla de la televisión, del tráfico, de las quejas, de la radio a todo volumen, de las reuniones amicales sin sentido solo para hablar de cosas sin valor.

Justamente por mi pasado católico conozco la biblia, incluso tomé un curso para estudiarla cuando inocentemente quería ser catequista y lo fui. Dicen que la biblia puede ser interpretada de diversas formas pero en esa época solo aceptaba la interpretación de la religión católica.
En aquellos tiempos no conocía otras formas de interpretarla pero hoy en día sí y he quedado sorprendida.

Empezaré a reflexionar sobre diversos pasajes interpretándola desde el Despertar de Conciencia.
Aquí el primero:

¿Por qué me pides a mi lo que puedes hacer tú?

Recuerdo que alguna vez leí en la biblia un pasaje sobre Moisés cuando intenta calmar al pueblo de Israel ante los reclamos de estos al verse perdidos frente al Mar Rojo.

Moisés: Pueblo no se preocupen, Dios peleará esta batalla por nosotros, quédense quietos.

Dios: ¿Por qué clamas a mí? Dile a los hijos de Israel que caminen y Tú alza tu vara y extiende tu mano sobre el mar y divídelo.

Esta conversación puede interpretarse:

Ser humano: Dios, lo dejo todo en tus manos, ayúdame, me quedaré aquí sentado esperado que resuelvas mis problemas.

Dios: Tú tienes el poder, si lo quieres hazlo, muévete, no podré hacer nada si no permites que suceda.

Nos han hecho creer que es mejor pensar que Dios es el que maneja nuestra vida y nosotros solo tenemos que esperar sin asumir responsabilidad de los que nos pasa. Nosotros hemos aceptado cómodamente estas enseñanzas porque si no obtenemos lo que queremos podemos decir: “Dios lo quiso así, yo no tuve nada que ver, téngame lastima”

Recuerda: Dios está en ti, tú tienes el poder de cambiar tu percepción, elevar tu vibración y modificar tu entorno.

domingo, 4 de marzo de 2018

Mientras me duchaba, estuve presente


Hoy como todas las mañanas tome un baño al despertar y esta vez estuve presente.
Tomé una ducha estando presente, sintiendo el agua caer sobre mi piel, sintiendo que mis poros se abrían por el agua caliente y se cerraban por el agra fría. Al jabonarme fui consciente que mi cuerpo estaba eliminando células para dar paso a las nuevas.
Usualmente mientras el agua cae sobre nuestras cabezas estamos pensando en lo que vamos a hacer después de bañarnos o recordando lo que nos dijo ese irritante compañero de trabajo. Nos perdemos el momento. Quise empezar a tomar conciencia en la ducha porque allí estamos solos sin interrupciones pudiendo elegir que pensar. En la calle te puedes encontrar con más distracciones aunque sigue siendo posible que admires los detalles del día.

Nuestro cuerpo nos regala sensaciones invalorables. Mariposas en el estómago al enamorarnos por primera vez, un corazón galopante al encontrarnos con el ser amado, hinchazón de pecho de orgullo por nuestros hijos, suavidad en nuestras palmas cuando acariciamos a nuestra mascota, calorcito y suavidad cuando damos un beso a nuestros bebés. Sin nuestro cuerpo no podríamos sentir el placer de cada una de estas experiencias.

Empecemos a darle valor a nuestro cuerpo al que maltratamos con acciones como trasnocharnos, no alimentándonos, no yendo al baño cuando la vejiga lo implora o con palabras recordándonos las imperfecciones que queremos que desaparezcan con dieta o cirugía.

Nuestro cuerpo es el vehículo que nos acompañará en esta vida, es el que elegimos por algún motivo que aún no recordamos. Si es alto y delgado, gordito y chiquito, delgado con panza, chiquito y delgado, cualquiera que sea servirá para alcanzar los propósitos que nos trazamos para esta vida.

Estar presente al momento de bañarnos puede ser el primer paso, inténtalo, saldrás feliz como si hubieras recibido el mejor masaje del mundo.