miércoles, 27 de septiembre de 2017

Gracias a la vida


A lo largo de este año he experimentado cambios tan drásticos que hoy por hoy puedo decir que este es mi año.

Abrí un negocio, me inicié en la búsqueda seria de mi despertar espiritual. Me instruí diariamente en el autoconocimiento y transformación personal, etc.

Hoy a 3 meses de terminar el año 2017, entiendo porque mi cuerpo me levantaba a las 5:30 am para seguir investigando, leyendo, interiorizando todo lo aprendido.

Mi yo interior me estaba preparando, porque muy dentro de mi quería cambiar de rumbo. Que te despiertes súbitamente entre las 3 y 5 de la mañana es porque tu ser superior te está susurrando: “Por donde vas no es el camino”

Luego de 19 años de trabajar de manera dependiente, para empresas que se quedarán en mi corazón por todo lo que me enseñaron, he sido desvinculada de la última empresa en donde trabajé por 7 años.
Créanme que al enterarme se me vinieron todos los pensamientos y deseos que tuve este año. Lloré sí, pero lloré de alegría y de emoción al saber que Dios nos da lo que pedimos pero no nos atrevemos a hacer.

Todos, hasta ese momento compañeros de trabajo, me miraban pensando que estaba sufriendo, al borde del llanto. Solo los que saben en que ando últimamente sabían que no era así. Es comprensible, los entiendo. Si el año pasado me hubiera pasado esto, me habría asustado porque eso es lo que pasa, nos morimos de miedo ante lo desconocido.

Me voy agradecida con esta empresa, de las personas que allí trabajan. Dios las puso en mi camino para practicar. Estas personas me han aceptado tal cual soy, han escuchado mis charlas motivacionales y han compartido conmigo sus vivencias, las mismas que me sirvieron para ahondar en mi búsqueda espiritual.

Necesitamos público que nos escuche para aprender mientras enseñamos y tuve todo un auditorio de gente que me escuchaba, porque esta empresa tiene ese feeling.

Meses atrás venía escuchando historias de gente que pedía un milagro del cielo y recibió justo lo que necesitaba.
Yo me decía: ¿Por qué no me pasa eso a mí?
El mes pasado en agosto, le escribí a una niña mexicana de 13 años que tiene un blog espiritual llamado https://cleanheartblg.wordpress.com/ y le hice esa pregunta. Ella sabiamente respondió: “Si sigues deseando lo que les pasa a otros, no verás nada en tu vida. Céntrate en ti y todo ocurrirá”
En serio les digo, Dios da en el momento exacto, confíen, pero confíen de verdad, no digan: “en ti confío, pero por si acaso…”

Todo lo que sale de nuestra boca se cumple, oh si, ahora lo sé. Por eso es tan importante que no digamos frases negativas porque también se me han cumplido.

Cuando llegó el día de las despedidas, luego de recibir frases alentadoras y de admiración que me pusieron sensible, empecé a leer mi cuaderno de cosas pendientes que dejé para cuando tuviera tiempo.

En ese cuaderno estaban escritos mis sueños listos para ser descifrados, estaba mi diario personal y una lista de deseos y expectativas.

Soy honesta al decir que quedé perpleja al cerciorarme que todo lo que pedí se cumplió.
Allí estaban escritas frases como:

“Voy por buen camino, mi vida va a cambiar este año”
“Participaré en cursos sobre el despertar espiritual” (estos cursos son caros)
“Recibiré X cantidad de dinero con los que resolveré los temas pendientes y me prepararé para lograr mi propósito de vida”

Todas esas y más se cumplieron, hubieran visto mi cara de shock. Mi esposo es testigo, le mostré mi cuaderno y me dijo: ¿Cuándo has escrito eso? - En Junio. – respondí (estamos en setiembre)

Hoy no puedo estar más que agradecida. Agradecida conmigo por haber sido valiente por emprender esta búsqueda que empezó con conocer mi pasado, descubrir los secretos familiares ocultos por años y que causaban dolor recordarlos, pero se tenían que hablar en público para sanar.

Agradecida con mi familia porque a pesar de verme como loca por pensar diferente al resto, siempre me cuida y me protege.

Agradecida a mis amigos que me dijeron cosas tan lindas al despedirse que de no haberme ido seguro no me las decían nunca.

Agradecida a mis jefes, que sufrieron más que yo con mi partida.

Agradecida a Dios porque ya me demostró que siempre ha estado allí, incluso cuando yo pensaba que se había ido un ratito. Estaba moviendo todo el universo para que encajara con este momento hermoso que estoy viviendo.

Quiero que sepan que Él también mueve el universo por ustedes, por cada uno de sus pedidos, pero fíjense bien en lo que piden. Pidan agradecidos por tener, pidan felices. Pedir en angustia no sirve, cuando yo lo hice nada bueno pasaba. Cuando pedí con alegría, en positivo y segura que obtendría lo pedido, todo sucedió.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Todo ocurre para mi mayor bien

En ocasiones nos hemos visto envueltos en situaciones difíciles que nos hacen perder la fe, momentos duros que fácilmente podrían hacer flaquear a cualquiera y hacer que pierdas la esperanza.

Suele ocurrir que incluso preguntamos a Dios ¿Por qué está pasando esto? ¿Para qué me servirá esto?
Dios nunca permitirá que nos ahoguemos en las dificultades. Todo sucede por nuestro mayor bien, mejores cosas están por suceder pero para vivirlas debemos estar preparados.

Las dificultades te hacen ver las cosas en diferente perspectiva, te baja al llano, te hacen ser empático y dejar de juzgar, te hacen más humilde de corazón. Nos toca pasar por todo esto para dominar al ego, transformarlo para que sea nuestro aliado.

Creo que mi ego ha estado muy inflado y Dios me está dando la oportunidad de convertirlo, no de desaparecerlo porque a lo que te resistes, persiste. Yo no deseo que el ego me gobierne, quiero tomar el mando y solo usarlo cuando mi supervivencia esté en riesgo.

En otros momentos de mi vida he pasado por dificultades de mediana envergadura y las soluciones traían días de tranquilidad moderada.

Hoy siento que al pasar problemas bastante más complejos a los que he tenido antes, los días que llegarán después serán de una paz increíble. No crean que siempre me mantengo positiva, llegan momentos en que mi confianza decae pero luego de llorar me viene un sentimiento de paz que no me permite seguir triste.

Con esto quiero decir que cuando sintamos ganas de llorar, de caer de rodillas, hagámoslo. No reprimamos nuestros sentimientos, el asunto es entre Dios y nosotros, no dejemos que nadie más intervenga. Muchas veces por el temor al qué dirán preferimos aparentar que estamos bien pero eso es dejar que gobierne el ego y al final nos hace más daño.

Sé que cuesta dejar de pensar en el que dirán pero si nos formamos el hábito de dejar de oír afuera, llegará un momento, quizás en meses o años, que dejaremos de escuchar la bulla de afuera, incluso si están gritando nuestro ser ya no escuchará, porque nuestro interior hablará más alto.

¿No te ha pasado que cuando piensas que el castillo está por derrumbarse pasó algo chiquito que salva la situación? esa es una señal de Dios que te dice “Aquí Estoy, no te desesperes”. A veces me doy cuenta rápidamente y salto de alegría, pero otras estoy tan metida en el ego que me digo: Esto no solucionará mi mayor problema. Este último pensamiento es la peor zancadilla que nos ponemos a nosotros mismos. Yo lo sé pero aun así lo pienso, ¿Por qué? Porque soy una humana programada para eso, porque estoy tan acostumbrada a pensar así que pienso que es normal, porque mi zona de confort siempre había sido pensar mal.

A pesar de todo me perdono por pensar así, algún día dejaré esos pensamientos, no es fácil sacarlos de mi mente, se escapan, no se dejan atrapar, son escurridizos, sienten que serán desalojados y por eso están atrincherados y como siempre ando ocupada con el trabajo, con la familia etc. dejo de lado la tarea de atraparlos. En realidad es el miedo a enfrentarme a ellos, me han identificado por años y prácticamente es enfrentarme a mí misma. 

viernes, 15 de septiembre de 2017

Consejos que te dejan pensando


Hace días me pidieron consejo sobre un tema amoroso. Tuve la oportunidad de comprobar una vez más que todo problema tiene su raíz dentro de cada ser.

Cuando logramos limpiar dentro de nosotros, todo comienza a suceder. Cuando digo “todo” me refiero a cosas buenas y otras que parecen malas (parecen porque todo es relativo), porque vendrán cosas fuertes que lo único que conseguirán es empoderar tu alma para hacerle frente a todo, luego de eso vendrán las cosas que te darán tranquilidad y esa es la felicidad que todos añoran.

Cuando sufrimos porque estamos en una relación que ya no nos hace felices, buscamos excusas para tener motivos y terminar. En realidad lo que ocurre es que ya no amamos.
Si amáramos, cualquier cosa que haga el otro sería aplaudido por nosotros ¿no te acuerdas?
Yendo más a fondo, lo que realmente ocurre es que no nos estamos amando a nosotros mismos. ¡Vamos! Si no sabemos amarnos y no somos felices con nuestra compañía ¿Cómo vamos a amar a otro?

Estaremos esperando que llegue alguien a hacernos felices, por lo tanto esa relación será de dependencia “Hazme feliz, yo no sé hacerme feliz”

Empezar a hablar con nuestro niño interior es una forma de empezar a limpiar. Puede ser duro pero es un trabajo que debemos empezar algún día.

Es mil veces mejor mirar hacia adentro y que nos duela en el proceso por un tiempo, que seguir fingiendo que no pasa nada por años sin hacer nada por sanarnos.

Según Jean Pierre Garnier Malet el pasado, el presente y el futuro ocurren al mismo tiempo en diferentes vibraciones. Es decir, el pasado está ocurriendo en este preciso instante, nuestro niño sigue sufriendo, en otra vibración, lo que vivimos, por lo tanto el adulto que eres ahora sigue resintiendo todo en el inconsciente.

A veces te preguntas porque me fastidia esa persona o esa situación o porque te da tanto miedo tal o cual cosa y la respuesta está en el inconsciente que recuerda lo ocurrido años atrás, algún suceso que marco tu vida y que lo viviste en silencio y fue un drama para ti porque estaba en juego tu supervivencia.

Si le pedimos a la mente que nos lleve al preciso lugar donde siendo niños nos marcaron, ten por seguro que la mente te lo mostrará y ese será el inicio del hilo de la madeja, de allí en más, no paras.

Sobre el consejo que di, la persona se fue pensando que su problema no era su pareja, sino él mismo, espero que encuentre el camino porque siento especial afecto por él.